La revolución francesa y sus causas
- Autorretrato de Jacques Louis David. Imagen tomada de wikiart.org/images/jacques-louis-david-
Si John Trumbull fue testigo directo de la revolución americana, al otro lado del Atlático, otro pintor, posiblemente más trascendental, para la historia de la pintura, también estará presente en el inicio y en desarrollo de la revolución francesa. Se trata de el parisino Jacques Louis David (1748-1825), el pintor que culmina esa corriente pictórica que conocemos como el neoclasicismo.
Es muy curiosa la trayectoria vital y artística de Jacques Louis David. Nacido en el seno de una familia burguesa, formado en el taller del gran maestro del rococó, François Boucher, máximo exponente de la pintura galante del momento.
Boucher decidió que, en vez de enseñar personalmente a David, ponerle bajo el tutelaje de su amigo Joseph-Marie Vien, que había adoptado gustos clásicos frente al rococó imperante. Allí David asistió a la Real Academia de Pintura y Escultura, situada en lo que hoy es el Louvre. Desde la Real Academia Jacques Louis David intentó ganar una beca en Roma. David lo gana finalmente en 1774.
Ya en Italia, David pudo acceder de primera mano a las obras maestras y a las ruinas de la antigua Roma. David llenó multitud de cuadernos con numeroso material que utilizaría durante el resto de su vida. Se reunió con el influyente pintor neoclásico Rafael Mengs. A través de él, se introdujo en las teorías pioneras del historiador de arte Johann Joachim Winckelmann.
Durante su estancia en Roma, estudió a los grandes maestros, siendo su preferido Rafael. En 1779, David pudo visitar las ruinas de Pompeya, donde quedó impresionado. después de cinco años en Roma, regresó a París. Allí, encontró quien influyera a su favor, y lo hicieron miembro de la Academia Real. Envió a la academia dos pinturas, incluyéndose ambas en el Salón de 1781.
Tras el éxito de las mismas , el rey le autorizó a alojarse en el Louvre, un privilegio antiguo y muy deseado de los grandes artistas. Cuando el contratista de los edificios reales, M. Pecol, estaba haciendo los oportunos arreglos con David, le pidió que se casara con su hija, Marguerite Charlotte. Este matrimonio proporcionó a David dinero y, con el tiempo, cuatro hijos.
Con el dinero del matrimonio y la enseñanza consiguió retornar a Roma donde pintó su famoso Juramento de los Horacios, la obra que abre el estilo neoclasicista.
- El Juramento de los Horacios de Jacques Louis David. Oleo sobre lienzo. Museo del Louvre. Imagen tomada de wikipedia.es-
De vuelta a Francia pinta para el salón de 1787, David exhibió su obra Muerte de Sócrates. El editor de L´Enciclopedie, Denis Diderot, dijo de ella que parecía que lo había copiado de algún antiguo bajorrelieve.
- Muerte de Sócrates de Jacques Louis David. Oleo sobre lienzo. Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Imagen tomada de wikipedia.es-
La siguiente obra programada y pintada para el Salón fue Los lictores llevan a Bruto los cuerpos de sus hijos. Pero en ese momento acababa de estallar la Revolución francesa. Durante el curso de la misma veremos el papel del pintor francés.
- Los lictores llevan a Bruto los cuerpos de sus hijos de Jacques Louis David. Oleo sobre lienzo. Museo del Louvre. Imagen tomada de wikipedia.es-
Pero ¿ cómo se había llegado hasta aquí?
Lo cierto es que el período que vamos a estudiar comprende cronológicamente desde el año 1.770 y tendrá consecuencias evidentes hasta 1.850.
Como vimos en el tema anterior geográficamente afectará a las dos orillas del Atlántico: los Estados Unidos en América y los países occidentales en Europa.
Las revoluciones que se producen no son más que manifestaciones de una sola revolución, la liberal burguesa, fruto de las transformaciones producidas en la sociedad durante este período. Su promotor más importante fue la burguesía, y el resultado final consistió en la sustitución del un Antiguo Régimen que entraba en crisis por otro basado en la igualdad y libertad jurídicas.
Sin embargo, el Antiguo Régimen no llegó a ser derribado definitivamente con la más importante de las revoluciones, la francesa; hicieron falta otras tres nuevas oleadas revolucionarias, la del 20, pero sobre todo la del 30 y la del 48. A esto última se le suma la ayuda del proletariado para eliminar los últimos vestigios del régimen señorial e implantar el sistema liberal capitalista. Se pasará de una estructura social agraria y feudal a otra comercial e industrial. Este período supondrá el triunfo político, económico y social de la burguesía.
Las revoluciones se producen cuando no se hacen cambios suficientemente profundos para dar solución a problemas políticos, económicos y sociales que confluyen en un determinado momento. El Despotismo Ilustrado, por ejemplo, no supo romper con las ideas del Antiguo Régimen, lo cual precipitó los acontecimientos en la Francia de finales del siglo XVIII.
La Revolución Francesa es la primera gran revolución liberal-burguesa y la de mayor trascendencia.
Hay una extensa bibliografía sobre ella y multitud de interpretaciones sobre su origen y carácter. Las podemos sintetizar en las siguientes:
- Interpretación tradicional : el origen de la Revolución está en un complot contra la monarquía, la religión, el orden político y los fundamentos de la sociedad tradicional, organizado por la masonería y otras sociedades secretas, por la ideología de las Luces y el pensamiento de los filósofos, y por la barbarie de la violencia popular, aprovechando las dificultades financieras de la monarquía y el Estado francés.
- Interpretaciones de carácter liberal. Para estos la clave está en las razones económicas: el origen estaría en el insoportable grado de miseria popular que llevó a estos grupos a la rebelión; por la burguesía que tenía el poder económico y aspiraba también al poder político; y por la coyuntura demográfica, al producirse su presión debido al crecimiento de la población en una fase de crisis económica.
- Interpretaciones sociales ponen el foco en la lucha social contra el feudalismo y el deseo de desmontar el complejo feudal-señorial. Hay un conflicto entre aristocracia y Tercer Estado, que origina una auténtica lucha de clases. También en el Tercer Estado aparecerán contradicciones.
- Interpretaciones revisionistas serán aquellas que defienden que la revolución francesa no puede considerarse como un fenómeno particular, nacional y aislado. Es un episodio, aunque el más importante, de una gran revolución atlántica que agita a todo Occidente desde 1.770 a 1.850. Algunos autores niegan el calificativo de "lucha de clases", de "revolución burguesa" e, incluso, niegan la misma Revolución calificándola de "mito".
- Interpretaciones colectivas e individuales. En las primeras unos destacan el papel de las asambleas parisinas o la acción de las masas populares -rurales o campesinas, mientras que en las segunda algunos destacan el papel de algunas personalidades revolucionarias como Marat, Danton o Robespierre.
Como vemos interpretaciones hay múltiples.
Lo cierto es que , como ya hemos señalado en otra entrada, el sistema del Antiguo Régimen entra en crisis debido a un conjunto de factores.
De entre ellos los factores sociales son especialmente relevantes y esto se debe a que durante el siglo XVIII se produce en Francia, como en todos los países de Europa occidental, un aumento demográfico que hace aumentar las necesidades de alimentos. La agricultura no puede resolver esta situación por ser de subsistencia y por padecer una serie de malas cosechas. Ello origina un descontento, principalmente de los campesinos, hacia el sistema social que les reduce a esa situación de hambre. A esto se suma que desde principios del s. XVIII la burguesía había ido aumentando en número y riqueza. Este grupo social vinculado con el Tercer Estado sabe como responder a las nuevas necesidades de la población. Por contra, la aristocracia había quedado desfasada y sus privilegios no gustaban ni a campesinos ni a burgueses. La burguesía, que forma parte del tercer estado o pueblo llano, que ya tenía el nuevo poder económico, reclama también el poder político para sí, aunque, en teoría, lo solicita para todo el tercer estado.
A estos factores sociales se suman los factores económicos. La prosperidad del siglo XVIII se rompe hacia 1.780 con una serie de malas cosechas de cereales que hace subir los precios de trigo y, consecuentemente, el coste general de vida. A ello se añade una superproducción de vino, cuyo precio baja, con lo cual se agrava la situación para los propietarios de los grandes y pequeños trabajadores y propietarios de los viñedos. Esto sumado a que no producían cereales y que han de afrontar un aumento en el precio del pan, aumenta su descontento. Por su parte, la industria también se ve afectada por la crisis al disminuir su mercado. Y a todo ello se añade que la población ha aumentado. Así, la situación es la siguiente: menos productos, más caros y para más gente con menos poder adquisitivo.
A esta situación de crisis sectorial se añade el papel de un Estado como el francés, que además gasta sus ingresos en guerras y fiestas reales, es decir, gasta mucho más de lo que ingresa. Cuando se intenta por parte del Estado que asuman parte de esos gastos el grupo privilegiado, los integrantes de la nobleza y al clero se niegan, empezando así la revolución. Es la revuelta de los privilegiados el desencadenante de la Revolución Francesa.
Pero no todo orbita alrededor de la sociedad y la economía, pues los factores políticos también pesan lo suyo. Las instituciones se muestran incapaces de adaptarse a la nueva realidad social y a una económica de base industrial y burguesa. La monarquía, de derecho divino, es incapaz de asimilar y adaptarse a las nuevas realidades.
Sólo hacía falta una coartada ideológica y esta llega con la Ilustración. Son los factores ideológicos. En el siglo XVIII los intelectuales contribuyen a socavar el Antiguo Régimen aportando argumentos a los descontentos para implantar un nuevo sistema basado en los principios ilustrados que con el tiempo propician una nueva corriente política, la del liberalismo democrático. Aunque algunos protagonistas de la revolución como Mirabeau ya veían el inicio revolucionario como producto de las circunstancias económicas, que afectaban a todos, otros dan valor a los principios defendidos por los intelectuales, aunque sus ideas llegaban sólo a unos pocos. Pero como si de una gota que poco a poco cae al final ideas como el contrato entre soberano y súbditos (defendido ya por John Locke en "Tratado sobre el gobierno civil"; la defensa de la separación de poderes ( defendida por Montesquieu en "El espíritu de las leyes" cuando habla de que en el Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, y como los mismos han de estar separados - y eso que Montesquieu defiende lo que se vino a llamar el liberalismo aristocrático, es decir, que el gobierno lo deben ejercer los mejor preparados, los aristócratas ) ; o la idea de que el poder reside en el pueblo y que éste lo delega en sus representantes dando supremacía al poder legislativo, porque lo ejercen todos los ciudadanos (como defiende Rousseau en "El Contrato Social" .
Todas ideas absolutamente revolucionarias fueron divulgadas por la Enciclopedia, dirigida por Diderot y D´Alambert, encontrando eco en las sociedades de pensamiento, Salones, logias masónicas, clubes, etc., que se convirtieron en focos de crítica al Antiguo Régimen. Lo único que hacía falta era ponerlas en práctica.
Jacques- Louis David, posiblemente lo tenía claro. El trasfondo de sus cuadros, que como vemos están enmarcados en el mundo clásico, pero eran de naturaleza política. Y, efectivamente, los temas políticos que había llegado el momento para que la revolución estallase. Era el año 1787.
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