El siglo XVIII es el denominado Siglo de la música. Los monarcas y grandes señores mantenían sus propios músicos de cámara que ofrecían conciertos en sus palacios. La música despertó el interés en la mayor parte de los países europeos, pero especialmente en Alemania, en el Imperio austriaco y en Italia.
Músicos de corte eran Juan Sebastián Bach en las corte de Weimar, en la Anhalt-Köthen o en Dresden; Mozart lo fue para la corte vienesa, Haendel trabajó para la corte británica, Antonio Vivaldi lo hará en Venecia y en Viena, mientras que Domenico Scarlatti lo hará tanto en la Corte española de Nápoles como la de Madrid durante el reinado de Fernando VI, pues era el maestro de música de la esposa del rey, Bárbara de Braganza.
En su etapa en la Corte de Madrid coincide con alguno de los pintores que trabajarán para la familia real española, los recién llegados Borbones. Entre ellos del alumno y seguidor de Hyacinthe Rigaud, el francés Jean Ranc, el también francés Louis-Michel van Loo, no llegando a coincidir con otro de los grandes pintores del momento el austriaco Antonio Rafael Mengs, pintor de cámara de Carlos III.
El Despotismo Ilustrado es una forma de Absolutismo Monárquico o una continuación del mismo , ya que su objetivo era reforzar los poderes de la Monarquía. De hecho siguen aplicando medidas similares a las que había en siglos anteriores vinculadas con las obras públicas , la codificación legislativa, la sumisión a la Iglesia y a la nobleza o el desarrollo de una eficiente burocracia.
La novedad es que residía en estos monarcas una actitud racionalista así como un intento de recortar los privilegios , y también renovar las costumbres tradicionales todo ello con la idea de introducir algunas reformas.
Lo cierto es que es algo muy característico del siglo XVIII en algunos países europeos (España, Austria, Prusia , Rusia, etc) ya que los monarcas intentan aplicar a sus gobiernos las ideas de racionalidad y progreso de la Ilustración, pudiendo resumir sus ideales en la expresión: "Todo para el pueblo , pero sin el pueblo".
Los monarcas ilustrados o que coinciden con las aspiraciones de los ilustrados pretendieron realizar desde el poder del Estado una serie de reformas económicas, administrativas y educativas, con el objetivo de racionalizar la administración y la economía del país , pero sin llevar a cabo en cambio reformas en las estructuras sociales.
Los reyes déspotas (absolutistas) gobernaron sin convocar a los Parlamentos e imponen su voluntad sobre los demás poderes. Lo que sí hacen es dejar de invocar el derecho divino como origen de su poder. Ejemplos de esta fórmula los encontramos en la Prusia de Federico II, el Imperio Austriaco con José II de Habsburgo, la Rusia de Catalina II , la Francia de Luis XV o los reinados en España de Fernando VI y Carlos III.
Las medidas aplicadas están en diversos campos que van desde el económico, al educativo, pasando por la reforma de la administración y su relación con la Iglesia, especialmente en los países católicos.
Entre las medidas económicas destacan el intento por potenciar la industria nacional por medio del apoyo estatal y la creación de fábricas públicas, el impulso del comercio mediante la mejora de comunicaciones e infraestructuras y liberándolo o el intento de liberalizar la propiedad así como la idea de colonización de nuevas tierras. Aunque lo más interesante de sus medidas está en el intento de instaurar un sistema fiscal común y universal, basado en más en la propiedad de la tierra que en la imposición indirecta sobre el consumo. Estos planes de reforma chocan con la oposición de las clases privilegiadas. De hecho esta oposición provocará el inicio de las revoluciones burguesas que no entienden como los impuestos indirectos han de ser asumidos por los integrantes del Tercer Estado o acudiendo al endeudamiento público.
En el ámbito educativo intentaron favorecer el desarrollo científico, la modernización del sistema educativo potenciando las llamadas “ciencias útiles” o el fomento de la educación en las clases más bajas y en relación a la administración hay un intento por centralizar la administración, con el fin de dar uniformidad a las instituciones, y para ello se necesitan a los funcionarios que en razón a su eficacia se les promocionará o profesionalizar al ejército.
Por último a nivel religioso además de no justificar su poder por razones de origen divino, intenta someter a la Iglesia (Regalismo) - como también a la nobleza-, limitando alguno de sus privilegios y sobre todo la búsqueda de una mayor tolerancia religiosa. En ocasiones esto le lleva a enfrentarse con la poderosa Compañía de Jesús considerada por los ilustrados como una pervivencia del fanatismo de épocas anteriores.
Por último compara la imagen de Carlos III con la vista con anterioridad en otra entrada, la de Louis XIV de Francia. Por lo pronto Mengs es un hombre instalado en en su momento por lo que refleja en el retrato del rey ahora con armadura y manto regio. La imagen puede mostrar elementos comunes con la de Rigaud, pero el espíritu de la época es diferente. No hay altanería, el rey está representado con una naturalidad y un acercamiento, muy alejados de la imagen del monarca francés. Es otro soberano, otra sociedad, otro momento.
Comentarios
Publicar un comentario